Para inaugurar el Blog nos pusimos curiosos y nostálgicos, así que quisimos comenzar por hacer una recorrida histórica sobre los orígenes de las Telecomunicaciones.
Al leer información que cuenta sobre cómo se fueron desenlazando los hechos, hemos sentido profunda admiración y respeto por quienes han innovado y luchado por llevar adelante sus intuiciones, creencias y conocimiento, lo que permitió mediante constantes mejoras y conocimiento compartido, llegar hoy en día al nivel de desarrollo del que disfrutamos gracias a sus legados.
Todo inició con Antonio Meucci, inventor italiano, residente en La Habana y luego en EEUU, quien en el año 1849 descubrió que la transformación de las vibraciones sonoras en impulsos eléctricos permitía transmitir la voz a distancia, a través de un cable.
Es asombroso como muchas revelaciones en el mundo de las invenciones se producen mediante “errores” o situaciones no “intencionales”, para Meucci, también fue así. Él estaba fascinado por las respuestas del cuerpo a los estímulos eléctricos, por lo cual desarrolló un método en el que utilizaba pulsos eléctricos cortos para el tratamiento del dolor. Un paciente al que aplicó un electrodo de cobre en la lengua, gritó al recibir la pequeña descarga eléctrica. Meucci oyó el grito del hombre en la otra habitación.
Es así que entonces Meucci llegó a concebir el primer sistema de telefonía en 1849, cuando Alexander Graham Bell tenía sólo dos años.
Meucci utiliza su invento “el teletrófono” para crear una vía de comunicación desde su dormitorio (segundo piso donde su esposa estaba en cama tras sufrir de una enfermedad que le impedía movilizarse) hasta su taller, donde él trabajaba.
Meucci experimentó de manera sistemática los diversos medios posibles para transmitir voz a través de vibraciones eléctricas. De 1850 a 1862 desarrolló más de 30 modelos, con 12 variaciones diferentes.
Luego de las constantes mejoras, en 1860 Antonio Meucci hizo público, el “teletrófono” en una demostración pública con el fin de conseguir inversores para su producción, pero no se materializó ninguna de las ofertas que surgieron tras la demostración.
Meucci llegó a presentar su idea y documentación a varias personas, incluso a ante el vicepresidente de la Western Union Telegraph Company de Nueva York, pero luego de un tiempo los documentos “desparecieron”. Era consciente de que alguien podía robarle la patente, sin embargo carecía del dinero suficiente para patentar su invento de forma definitiva, por lo que en 1871 inició un trámite por una patente temporal que protegió la idea hasta 1874.
Es así que en 1876, Alexander Graham Bell, empleado de Western Union registró una patente de un tipo de teléfono. Cuando Meucci se enteró inició procesos legales, que no tuvieron resultados positivos anteriores a su muerte en 1889.
Paradójica y tristemente, Meucci falleció pobre, amargado por haber sido estafado y jamás vio la gloria y el reconocimiento de su talento.
No fue sino hasta el 11 de junio de 2002, que el Boletín Oficial de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos publicó una Resolución, por la que se honra la vida y el trabajo del inventor. En la misma se reconoce que fue Antonio Meucci en vez de Alexander Graham Bell quien inventó el teléfono. Reconoció además que Meucci demostró y publicó su invento en 1860 y concluye con un reconocimiento a su autoría en dicha invención.
La comunidad italo-americana mantiene viva la memoria del inventor, y transformaron su antigua residencia en Staten Island en el Museo Garibaldi-Meucci, en honor al célebre inventor y a su heroico huésped, además de un lugar para homenajear a todos los italianos que contribuyeron al crecimiento de los Estados Unidos e hicieron de ese país su segundo hogar.
Por: El equipo de SimpleTECH©
Fuentes:
http://garibaldimeuccimuseum.org/
http://www.interestingamerica.com/2010-12-02_Garibaldi_Meucci_Museum_Grigonis.html
http://desdelteletrofono.blogspot.com.uy/2010/10/desde-el-teletrofono-hasta-hoy.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Meucci
